Hace tiempo que sabemos que lo mejor de la cocina, al igual que ocurre con todos los proyectos de craft o Do it Yourself, no es ver el resultado (aunque, comerlo, desde luego, tiene un punto). Lo realmente placentero es el proceso.
Esa masa que se te resiste y al segundo intento es tuya. El postre que te gusta en tu restaurante favorito, pero que, a tu manera, en tu casa y con tu delantal, tiene mucho más sabor. Y, si me apuras, es más sano.
Pero no nos quedamos ahí. Ya no nos conformamos con “comernos el proceso” de una receta.
Ahora queremos ir a restaurantes donde la carne se termina de hacer en la mesa, tenemos que hacer algo con un hornillo, ponernos a mezclar vete a saber que “en el momento” para que se haga la luz de la alquimia culinaria, o incluso dedicar horas de ocio a ir a un curso de cocina artística que acaba en comerse cada artística creación.
Vuelven a llevarse las panificadoras y los pequeños electrodomésticos (hola, espirilizador de verduras) reivindican su sitio en las estanterías de las grandes superficies. Siguen editándose libros que podrían resumirse en Cómo tardar una hora en preparar un canapé de 5 centímetros de largo.
Y, con tanto hacer, nos estamos olvidando de una máxima: menos es más.
Señoras y señores, las tendencias están bien e incluso nos hacen crecer como personas. Pero igual ha llegado la hora de defender la sencillez de hacer barquillos, rebañar el plato, usar el pan como tercer entrante. Y, aunque pueda resultar sorprendente, también en este campo hay evolución. O al menos eso pretendemos demostrar aquí.
Y es que “dippear” viene de “dip”, que viene a ser sumergir o bañar…que ya lo hacíamos en nuestro idioma, pero con esta influencia anglosajona (que desemboca en el spanglish “dipear”) también viene de serie un estilo más universal (por ejemplo, se dipean los nachos con salsa mexicana) y, por decirlo de alguna manera, un aire nuevo a esta apetitosa costumbre.
Y si hay algo internacional, que no solo pasa de moda sino que se reinventa para ofrecer distintas y cada vez más cualificadas opciones de consumo, es el queso.
¿Y dónde podemos encontrar las mejores cremas de queso? ¡Pues lo tenemos muy fácil!
Président, la marca francesa número 1 en Francia, nos permite elegir entre un amplio surtido de cremas con el mejor sabor francés. ¡No vas a poder resistirte a ninguna!
Ahora queda lo mejor, escoger entre su gama tu favorita y apuntarte una de estas 5 ideas para que puedas dipearlas.
Elige un buen pan
Y con bueno no significa que tenga que ser de masa madre… ¿te atreves a probar un pan de centeno, pan con dátiles o algún tipo de especialidad exótica? Porque si das el salto, es una fantástica opción para combinar con una crema de queso. Sobre todo, para mezclar texturas y para compensar un sabor intenso con otro más suave. ¿No te decides? ¿Demasiado clásico para ti? ¡Prueba con un bagel!