Han pasado años, pero el origen natural y artesano de este producto es el secreto de su sabor intenso, único.
El sabor de un queso se adivina mucho antes de llegar a la boca, en el ritual de disfrutar al máximo de este producto. Los quesos de Flor de Esgueva le deben a su origen ese gusto imposible de imitar que conquista paladares, pero también olfatos y vistas.
Los más curiosos consumidores de queso es posible que ya hayan investigado sobre las raíces remotas que tienen los quesos de Flor de Esgueva, buscando confirmar que es su corazón lo que le convierte en un producto que conquista los sentidos al completo. La historia se remonta años atrás y toma tintes de leyenda.
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Un pequeño pueblo ubicado al este de Valladolid.
En Esguevillas de Esgueva, que forma parte de la comarca Páramos de Esgueva, se localiza el origen tradicional del queso que ahora degustas y disfrutas como Flor de Esgueva en sus diferentes variedades.
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Receta de antaño
Sabios maestros queseros de la zona de Esgueva elaboraron este producto desde tiempos que se pierden en la historia antigua de un lugar con tradición de siglos. Pasó la receta original de generación en generación y la fama del queso se extendió más allá del valle.
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Pastores trashumantes
Los parajes de Valladolid, con campos de pasto dorado, eran paso obligado para los pastores que practicaban la trashumancia con sus ovejas y ganado en busca de alimento fresco y sabroso para ellos. Estos fueron los primeros descubridores y exportadores de queso de Flor de Esgueva fuera de su valle de origen.
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Un emprendedor, el señor Massagué
La fama del queso de Esgueva creció y recorrió kilómetros. Llegó su prestigio hasta el señor Massagué que no dudó en viajar hasta el pequeño pueblo donde por entonces un abuelo con su nieto elaboraban con la receta de la familiar de siempre el increíble queso. El emprendedor quedó prendado al degustar una sola cuña del sabor intenso del lácteo.
Las bondades del queso de Flor de Esgueva merecían no conocer fronteras y nació Flor de Esgueva para hacer llegar a todos los amantes del queso el sabor natural y tradicional de esta receta que durante años habitó solo en la comarca de Valladolid.
El emprendimiento del señor Messague hizo posible que la receta de antaño se utilizará para una producción más amplia de quesos, pero igual de cuidada y perfecta donde no se ha eliminado ningún paso de los que llevaban con precisión abuelo y nieto en la quesería originaria de Esguevillas.
- Un ingrediente único: 100 por 100 leche cruda exclusiva de oveja de la zona de origen.
- Curación lenta y natural de, al menos, siete meses de maduración.
- Volteado individual de cada pieza.
- Corteza acariciada con aceite.
- Pulido y matizado del color con cepillo de la mano del maestro quesero, otorgando a cada queso un aspecto único.
La necesidad de ampliar la producción y contar con espacio, además de introducir la innovación y la tecnología adaptada al sector para maximizar el saber hacer tradicional y la receta ancestral, hizo que de Esguevillas de Esgueva la localidad a la vecina Peñafiel, corazón de la Ribera del Duero y verdadera encrucijada de caminos y culturas.
Los consumidores de quesos de Flor de Esgueva disfrutan en cada bocado del origen legendario de este queso en tierras abruptas de Castilla y León, de intensos veranos y crudos inviernos, que permiten la elaboración de un queso curado perfecto.