Hoy en día es más que probable que recorramos kilómetros no solo para conocer nuevos paisajes o encontrar una cultura diferente. También empezamos a buscar cumplir sueños o encontrar el escenario idóneo donde practicar nuestra afición, rendirnos a nuestro deporte o profundizar en nuestro ocio con aprendizaje.
Así, están los retiros de dibujo, los fines de semana literarios, los viajes con ruta cinematográfica, las visitas guiadas para aprender fotografía urbana, los encuentros artísticos en la ciudad del autor de un determinado movimiento y los planes gastronómicos.
Pero lo que te traemos hoy no puede incluirse en una sola categoría, ya que une la práctica de un deporte sano, que cada día suma más adeptos, como es el ciclismo, con la cuna de uno de los quesos más representativos y universales: el queso emmental.
Si no fuera por sus montañas y colinas (que a la vez son impresionantes), sería el paraíso de cualquier ciclista, o para recorrerse el país entero en bici de paseo con niños.
La ruta del emmental en Suiza
Menú para ciclistas: 9.500 kilómetros de pistas de montaña y 12.000 kilómetros de carriles bici debidamente señalizados. Etapas históricas y representativas del Tour de Francia.
Menú especial viajeros: paisajes de ensueño, pueblos de cuento, pasos alpinos y un cielo visible de día y de noche, para pararse a observar.
Menú para amantes del queso: la ruta del queso emmental (allí conocida como Emmentaler AOC, que le debe su nombre al valle del Emme) para transportarse al medievo en bicicleta o tener una experiencia aún más cómoda en bicicleta eléctrica.
A fin de que los turistas le saquen todo el partido, pero sin sudar, se puede hacerse con bicicleta eléctrica o e-bike, pues allí el alquiler de bicicletas eléctricas está plenamente extendido y estandarizado para el turismo.
Por el camino, subiendo y bajando las colinas de emmental, encontrarás molineros, queseros, reposteros, labradores e historiadores amantes de la tradición. Todo ocurre en los alrededores de la región de Trubschachen, aunque las excursiones pueden salir desde el pueblo de Langnau (para una ruta que también presenta una delicia de repostería típica de la zona) o desde la increíble localidad medieval Burgdorf, con la que puedes elegir entre una experiencia de un día (35 kilómetros) y la ruta de los dos días (78 kilómetros).
A lo largo de estas rutas podrás ver un molino centenario, verás cómo se hacen unas mantequillas caseras increíbles, aprenderás a ordeñar una vaca, podrás incluso elaborar tu propio queso y una galleta con una receta centenaria.
Un plan ideal para ir durante el verano, con temperaturas suaves y frescas, realmente alpinas, como una forma de escapar del meollo playero al que estamos acostumbrados.
Porque saber disfrutar del queso también pasa por acercarse a su entorno, conocer y empaparse de su historia y el proceso de su elaboración, no pierdas la oportunidad de vivir un viaje único con familia.
Postre incluido: no es que sea el objeto de este artículo, pero que sepas que también hay varias rutas vitivinícolas en Suiza que no puedes perderte, como son La Ruta de los Parques Suizos, el tour Du lac de Morat y Los Alpes de Vaud.
Y si aún no te convence, tenemos otra razón para que vayas a este país lleno de placeres para el paladar: ¡el chocolate! ¿Sabías que también es un gran maridaje para el queso?
¿Qué te parece esta ruta? ¿Te imaginas viajando por los Alpes para hacer queso, comer galletas de la prestigiosa marca Kambly, mirar cómo las vacas pastan libremente por las granjas, descubrir el pueblo de Heidi (la localidad Mainfeld, aunque el nombre del pueblo del libro, Dörfli, también existe en Suiza) y degustar uno de los quesos más apreciados del mundo en su entorno?
Si este año no planeas irte lejos, en nuestro país también tienes opciones más que recomendables para disfrutar de un queso único en bicicleta. Por ejemplo, la ruta por el norte más verde con la ruta del queso Idiazábal.