¿Se puede congelar el queso?

Algunas veces tenemos productos en la nevera que no queremos utilizar en el momento y pensamos, “bueno pues los congelo y así cuando los quiera volver a usar los saco y ¡listo!”. Pero ojo, no todos los productos se pueden congelar.

Y es que hay alimentos como las carnes o los pescados que toleran muy bien el proceso de congelación (cuando se encuentran a una temperatura de -19ºC). Su estructura no cambia demasiado y tampoco su sabor. 

El problema viene cuando queremos congelar productos elaborados con leche o derivados lácteos. Y es que sus proteínas son bastante inestables y sensibles a los cambios de temperatura.

Es cierto, que la leche se puede congelar si se hace de forma rápida, para que no dé tiempo a formar cristales de hielo, lo que ocasiona que se cuaje y estropee. 

Pero por ejemplo no es aconsejable congelar el yogur, ya que perdería su textura cremosa y se volvería una pasta agria e inconsistente.

La mantequilla, en cambio, aguanta la congelación hasta un máximo de seis meses, siempre que esté elaborada sin sal ya que ésta aguantaría la mitad del tiempo. 

Pero, ¿qué pasa con nuestro alimento favorito? 

¿Puedo congelar el queso?

Pues amigos Qué Queseros, tenemos que deciros que aquí no todos valen. Todo depende de su textura y de la cantidad de agua que tenga en su composición. Y es que, a mayor cantidad, peor es el resultado. Por ello, un queso fresco no es aconsejable congelarlo, pues con ello romperemos su estructura y perdería su suero y consistencia. 

Hay un dato importante del que aún no hemos hablado. Y es que hay algo que sabemos todos los amantes del queso y es lo que les hace especiales: su aroma y su sabor. Lamentablemente, todos los quesos congelados verán estos dos factores modificados. Ya… es una noticia muy triste, ¡lo sabemos!

De todas formas, no queremos deprimiros mucho, así que os haremos una lista de aquellos quesos que no debéis congelar nunca y aquellos que, aunque se modifique un poco su degustación final, sí que podéis congelar.

Quesos que no se pueden congelar

Pues lo que os comentábamos antes, todos los quesos frescos tipo mozzarella, ricotta, burrata, mascarpone, feta o de burgos, son los que no podremos nunca, nunca, nunca, congelar. Y es una pena, porque son los que menos resisten a la temperatura ambiente y sería estupendo poder aumentar un poco su periodo de conservación, pero ¡no nos queda otra! A disfrutarlos rápido cuando lleguen a nuestras neveras.

Tampoco se aconseja congelar los quesos cremosos, o pastas blandas, como son el camembert o el brie. Su textura untuosa se perderá en el proceso.

En la lista negra del congelado, también entrarían los quesos roquefort, stilton o cabrales, ya que sus hongos aunque pueden conservar más o menos su estructura, y no modificarían del todo su sabor, sí cambiarían la consistencia final considerablemente y ya no sería cremosa.

Quesos que sí puedes congelar

Venga, que no todo van a ser malas noticias. Dentro de la lista de los quesos que puedes congelar encontramos los semicurados tipo gouda, gruyère, edam o emmental, por ejemplo. Este tipo de quesos soportan bien la congelación y mostrarán una textura casi perfecta, sin modificar demasiado su sabor ni su aroma. También podemos incluir el manchego semicurado en esta categoría.

Los quesos curados españoles, como el mahón, el majorero o el manchego, también se conservan bien, aunque en este caso sí puede afectar en el sabor final y perderán algo de su potente aroma. También podremos apreciar que su textura se desmigue al cortarse, ya que eran quesos con una estructura poco flexible. Es curioso, porque esos quesos por ejemplo, son los que mejor se conservan a temperatura ambiente. 

¿Cómo congelar correctamente el queso?

Ahora que ya tenemos clara la lista de quesos que sí puedes congelar y los que no, vamos a daros unos pequeños consejos para que se haga de la mejor manera posible.
  1. Antes de introducirlos en el congelador, os aconsejamos prepararlos adecuadamente. Lo mejor es cortarlos en porciones pequeñas para poder separarlas en paquetes que luego congelaremos. Así podremos controlar la cantidad exacta de queso que queremos descongelar.
  2. Importante: envolver las porciones en papel de aluminio. Con esto vamos a conseguir crear una capa de protección para que nuestros quesos no se oxiden durante el proceso de congelación/descongelación.
  3. Las piezas que tengamos envueltas en papel de aluminio, hay que introducirlas dentro de una bolsa de congelar, intentando retirar todo el aire que pueda quedar dentro.
  4. Aunque no es obligatorio, sí que recomendamos que la congelación sea rápida, para que el poco agua que contienen los quesos (curados y semicurados) no se pueda cristalizar. 
  5. Y por último, pero no menos importante, el proceso de descongelado debe de ser lento y a poder ser dentro de la nevera. Puedes sacarlo por ejemplo la noche anterior. 
¿Qué os han parecido nuestras recomendaciones? ¿Te falta algún queso en la lista y no sabes si puedes congelarlo? ¡No te preocupes! Estaremos encantados de leerte en nuestras redes sociales o incluso puedes entrar en nuestra Quesoteca para saber si se trata de un queso fresco, de un semicurado o de un curado.